1. Jesucristo es la piedra angular. (Hechos 4:11-12)

Nuestra salvación y el poder para vivir vidas que agraden a Dios dependen de lo que

Jesús hizo por nosotros. Es vital entender lo que implica la vida, la muerte y la

resurrección de Cristo para nosotros. El conocer a Jesús es conocer la base de nuestra

fe (piedra angular). Un concepto correcto de Jesús es la salvación. Uno errado es que

él representa uno de muchos caminos que conducen a Dios.

 


2. El Padre quiere hacernos a la imagen de su Hijo Jesús. (Romanos 8:29)

Es lógico entonces que conocer la persona a la cual hemos de imitar. Su forma de

pensar, de reaccionar, de hablar, en fin de vivir es el modelo ha seguir por cada uno de

nosotros que nos llamamos “Cristianos” (seguidores de Cristo).

 


3. Conocer a Jesús es conocer a Dios. (Colosenses 1:15; Juan 1:18)

Dios quiere que le conozcamos. Por esta razón se ha revelado en su Palabra, pero

más aún se ha revelado a través de su Hijo Jesús. Conocer a Jesús es conocer a Dios.

Lo que hoy se conoce acerca del personaje Jesús se debe mayormente a la

descripción que cada evangelista hizo de su persona. Cada uno de ellos escribió desde

una perspectiva distinta, teniendo en cuenta una “audiencia” específica. Esto los llevó a

destacar aspectos diferentes de la persona de Jesucristo. Veamos la comparación de

los cuatro evangelios a partir del enfoque y la audiencia.